BIBLIOTECA NACIONAL Y LA NAVE DE LOS SUEÑOS presentaron:
Memoria iluminada: Alejandra Pizarnik
de Virna Molina y Ernesto Ardito
Por primera vez en pantalla grande, la serie completa
La vida de la poeta Alejandra Pizarnik. Recorre los principales conflictos de su vida que fueron dejando una profunda marca en su obra, bajo el contexto de ruptura y vanguardia de los años 60’ y 70’.
RESEÑA
Corazón de cine
RESEÑA
Corazón de cine
Ernesto Ardito y Virna Molina son cineastas de profesión y llevan el documental en la sangre. Lo plasman en el ojo puesto sobre la cámara, y en las historias que elijen contar. Son los realizadores del documental “Raymundo” sobre la vida del cineasta desaparecido Raymundo Gleyzer. A mediados de la primer década del siglo XXI, con la efervescencia de los trabajadores luchando por la recuperación de sus fuentes de trabajo, los encuentra registrando este proceso en la fábrica neuquina de cerámicos ZANON, o FASINPAT (Fábrica sin patrones). El resultado será el documental “Corazón de fábrica”, caso pionero en la apropiación y gestión de fábricas por parte de los trabajadores. Hoy los reúne con el público los cuatro capítulos que conforman la serie “Memoria Iluminada”, sobre la vida de la escritora argentina Alejandra Pizarnik, creados para Canal Encuentro. Por primera vez en proyección completa y en pantalla grande los directores hablaron con La Nave de Los Sueños.
Gabriel Patrono: -¿Cómo surge la idea de hacer esta serie?
Virna Molina: -Nos llamaron para hacer Memoria iluminada, a partir de Raymundo, nosotros queríamos trabajar sobre varios personajes de las décadas del 60, 70 y que hayan dejado una huella profunda. Raymundo es muy político y nosotros veníamos de un espacio muy político del cine. Pizarnik siempre nos apasionó por otras cuestiones pero no veíamos la urgencia de hacer una película sobre ella, y cuando surge la propuesta, fue realmente apasionante. Alejandra abrió una puerta, no sólo desde la cuestión existencialista, y el pensamiento de cada uno, si no también cómo eso se plasma estéticamente. A partir de la obra de Alejandra buscamos qué conexiones tenía con el lenguaje audiovisual, cómo se iba a trabajar la palabra con la imagen y el sonido, y fuimos indagando por una estética distinta a la que veníamos trabajando, un lenguaje distinto, y por otro lado, más cercano a un campo experimental, de la ficción quizás, no tan ceñido a lo estrictamente documental. A mí me gusta pensar que es un espacio nuevo dentro del documental, creo que el documental da para mucho más de lo que aun está explorado.
Gabriel: -¿Cómo se trabaja un documental de estas características?
Ernesto Ardito: -No es un documental clásico, es un documental sobre una poeta maldita, Alejandra, que tiene un universo privado muy fuerte. Nosotros lo trabajamos de la misma manera, nos encerramos durante tres meses que duró el rodaje y el montaje y fue un ida y vuelta entre la esencia de Alejandra, los testimonios que ya habíamos tomado, lo que nos iba planteando, saliendo de lo que es la coyuntura, de la parte más positivista de una biografía este año pasó esto, y qué paso en el otro. Y ahí es donde la misma exigencia de este tipo de trabajo nos fue forzando a romper barreras que nosotros teníamos preconcebidas, que eran sobre el modo de hacer documental. No es ni documental ni ficción, es una expresión. Hay un prejuicio con respecto al cine documental, que en una época tenía que ver con las herramientas que había para producirlo, que tenía que ser más expositivo, con un locutor, un registro directo; pero el hecho de traspasar ciertas barreras de trabajar más lo poético dentro del documental tiene que ver con las libertades que plantea el cine documental que a veces no está abrazado a lo que es un guión cinematográfico de ficción. Al cine documental se lo va repensando todo el tiempo, por las libertades de producción que te plantea, porque hoy tenés todas las herramientas económicas para producir y está más en la cabeza, en lo que a uno le va pasando y lo que te van planteando las personas con las que te vas comunicando para contar esa historia. También es muy traumático porque hasta que no está terminado el documental por completo uno no está tranquilo. Es positivo explorar e ir hasta donde uno pueda dar, pero nunca estás tranquilo, no sabés si lo que estás haciendo es bueno o es malo.
Gabriel: -¿Cómo ven que está ahora la situación del documental?
Ernesto: -Todo depende de lo que la persona que se dedica al documental quiera hacer con su documental, y con su proyecto de vida también. Si se encara el cine documental desde el lado del mercado ahí estás sonado, cuando empieza a imperar lo económico por sobre la obra. El cine argentino a nivel documental tiene mucha potencialidad y se va a liberar a medida que se liberen los realizadores de este esquema que te ponen los grandes productores de acá que es hay que hacer esto, porque esto es lo que sirve. O sea, encontrarse a uno mismo, la identidad es lo más fuerte para cualquier tipo de creación, y también la locura, y a veces en el marco de una producción que exige, esa locura no es tenida en cuenta.
Virna: -Hay una gran producción documental hoy por hoy a partir de la resolución que se conoce en el instituto como quinta vía y con la televisión digital que empezó a abrir un campo muy grande de producción en lo que es televisión pero con una perspectiva mucho más experimental de lo que es la propuesta clásica de televisión. Y eso indudablemente hace que mucha gente nueva se acerque y tenga la posibilidad de hacer, que antes no existía. Me parece que en esa nueva gente que se va acercando empiezan a aparecer nuevas ideas, nuevas formas de plasmar el cine y es muy rico, antes había pocos cineastas documentalistas y hoy cada vez somos más, y eso es buenísimo, se augura un futuro bastante próspero para lo que es el cine nacional.
En estos tiempos auspiciosos, Ernesto y Virna son una parte importante. Siguen trabajando, ahora con un documental sobre Mariano Moreno, hace poco se estrenó por internet “Nazion”, trabajo de Ernesto Ardito sobre los orígenes ideológicos de la última dictadura militar argentina. Entre cine, política y arte, Ernesto y Virna hacen una creación que los une, los complementa y compromete. Personajes importantes a través del ojo de la cámara y más allá y como guía, la mirada del realizador.
Escribió :: Daniela Pereyra
Ernesto Ardito Estudió Realización cinematográfica en la Escuela de Cine de Avellaneda y Comunicación Social en la U.B.A. En 2003 estrenó el documental Raymundo, y obtiene 18 premios internacionales, considerándose el documental argentino más premiado. En 2008 concluyó el film Corazón de Fábrica sobre la fábrica Zanon, con la que obtiene 9 premios internacionales. Ambos trabajos fueron realizados junto a su pareja Virna Molina y financiados por Jan Vrijman Fund (Holanda) y Altercine Fondation (Canadá). Dicta seminarios sobre cine documental y se desempeña como jurado en festivales de cine y en los fondos de financiamiento para documentales en Argentina y Chile. Nazión un ensayo documental que narra la historia de la ultra derecha en Argentina, es su tercer film.
Gracias x la clase q dieron, Ernesto y Virna, de compromiso y de trabajo
¡¡¡ GRACIAS POR VENIR !!! |
Fotografías:Jose Ludovico
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